EL SOL
En la Psicología. Al Sol se lo suele vincular a la
identidad o al yo (En el lenguaje cotidiano apelamos a la totalidad de sí
a través de la noción de yo), puesto que engloba y concerta (En el sentido
de acordar entre sí diferentes voces interiores) impulsos, deseos,
adhesiones y rechazos, contradicciones y afirmaciones, dándoles un “sentido de
pertenencia” que hará de todo ello una nación que podrá describirse como a un
objeto de cualidades definidas. Habrá naciones más integradas que otras, pero
siempre podemos hablar de una nación como una personalidad con sus
características e inclinaciones. El signo solar es, sobre todo, ese
reconocimiento que realizamos de nosotros mismos como una totalidad de
características descriptibles (Los signos, puesto que representan modos y
atmósferas, nos dirá el modo en que el Sol concierta los elementos para generar
la identidad global que llamamos yo). Por consiguiente, siempre, exceptuando
detalles, nos reconocemos más fácilmente en la descripción de nuestro signo
solar que en la del signo lunar, o jupiteriano por ejemplo.
De la Identidad al Sí mismo. El Sol, como
englobante, dota de personalidad al manojo de deseos que somos la mayor parte
del día. De ahí que el rango solar vaya desde considerarnos siempre la misma
persona (no importa cuán neurótico seamos) hasta la noción de Sí-Mismo (como
englobante de todas las diferencias) (Sí mismo = yo + entorno +
circunstancias). El Sol, como gobernante, abarca y expresa las voluntades de la
gente de su pueblo, y su expresión es siempre en consideración de las
voluntades que integran su pueblo. ¿Acaso, tiene él voluntad alguna? El
gobernante concierta las pequeñas voluntades que integran su pueblo. Su
voluntad sólo puede ser comprendida como expresión singularizada y global de
las voluntades de su alrededor (el pueblo). Esta es la esencia del Sol
astrológico y, como astrólogos, deberíamos desarrollar en esta línea la
problemática del Sol. Es el contenedor que permite la expresión global de
lo que orbita a su alrededor.
El ego como un obstáculo en la función
solar. Obviamente el ego, con su narcisismo y orgullo mendigo de
reconocimiento, no es más que un obstáculo en lo solar; el Sol no pronuncia juicios (Facultad
del entendimiento que permite discernir y valorar), incluso podemos figurarnos
cómo discierne y valora cada uno de los planetas menos el Sol, puesto que es
una función que engloba, opera sobre la totalidad y desde la totalidad, de ahí
que sea capaz de coherentizar y expresar el juicio del conjunto, pero no el
suyo propio. No debemos confundirnos con su lugar en el zodíaco, que esté en
Virgo no significa, por ejemplo, que su voluntad sea la de ordenar, sino que
percibirá virginianamente, pero no dará juicio. El signo dará el modo
mediante el cual el concertará, pero su función (concertar) no se modifica de
acuerdo al signo donde se encuentre.
Expresión sintética del conjunto. Urano disfruta
siendo rebelde, Plutón extremo, Marte venciendo obstáculos, pero.. ¿El Sol? A
la luminaria mayor sólo le importa concertar, y ello es en función de las
propuestas de las definidas personalidades de su corte, sus orbitantes.
Mientras el criterio venusino se se basa en generar armonía, lo cual se resuelve
en cualidades pacíficas, y el criterio mercurial comunica y disemina
información al conjunto, el criterio solar no es independiente como los
anteriores. Es la suma y un poco más del criterio del conjunto sintetizado en
su expresión que resonará en todos y en cada uno de manera especial. El Sol no
puede pronunciar juicio, no puede tener criterio, porque de tenerlo fallaría en
su misión de concertar. A diferencia del ego, el Sol no se olvida cuál es su
lugar.
El Sol que conocemos -visto desde lo
lunar. Así como el Sol es percepción interior, el ascendente es percepción
exterior. Ambos puntos, en conjunto, conforman el órgano de la percepción. El
concepto de ego inherente a la descripción de más arriba es una articulación
cultural de la dupla Sol-Luna.
El ego es historia y, a la vez, reacción ante
las influencias en consonancia con su historia, eso da al humano sensación de
continuidad y coherencia. Es también identificación mediante la cual se
constituye el ego con sus caprichos, preferencias y rechazos. Por todo esto, la
Luna sería la percepción anterior. El Sol percibe una miríada de
influencias internas y las expresa a través de UN personaje (personalidad).
Pero ni el personaje es la miríada de influencias, ni el Sol el personaje. El
personaje es una imagen que se constituye en la percepción lunar, es el Sol
visto desde la Luna (la percepción anterior). Esta lógica nos permite cuajar la
comprensión astrológica esotérica que dice que el Sol es en realidad un canal a
través del cuál otras fuerzas pueden llegar hasta los confines del sistema
solar. En lo micro y muy micro que es nuestra existencia el Sol representa
análogamente la máscara que contiene y proyecta una miríada de influencias
interiores, las cuales, diferentes, quedan asociadas a UNA imagen, que es la máscara
(personaje), generando la ilusión de una persona dueña de las influencias que
la atraviesan. Fíjense como toda la astrología que conocemos ve al Sol desde la
percepción lunar. Esta visión del Sol es coherente con las enseñanzas
psicológicas de Gurdjieff y Oupensky, que son más cercanas a una psicología
esotérica que Freud y Lacán, y más involucradas con lo cósmico que la
psicología analítica de los junguianos.
Integración con el Ascendente. Cuando el Sol se
integra al Ascendente sólo hay percepción, implica el cese del pensamiento
rumiativo. Siendo la única referencia la percepción que está sometida a un
devenir de simultaneidad patente, es imposible aquí la relación entre
identidades lingüísticas reproduciéndose por asociación en nuevas identidades lingüísticas
hasta que la mente se concentra sobre sí misma anulando la percepción, lo cual
sucede cuando el Sol es dominado por la Luna. Con un poco de voluntad (rasgo
atribuido tradicionalmente al Sol) la situación se invierte, pudiendo el Sol
concertar la reproducción hasta crear complejidades lingüísticas que hacen a la
descripción del mundo (Investigar el concepto de «Descripción del Mundo»
en la obra de Carlos Castaneda) que se sobrepone sobre el pensamiento
rumiativo -al fin y al cabo sin la luz del Sol no habría mundo posible de
descripción. Por lo tanto, cuando la Luna es dominada por el Sol acaece la
descripción el mundo a moldear la aproximación del individuo hacia la vida.
Cuando el Sol es dominado por la Luna el Ascendente se encuentra en la conducta
que mana del individuo pero él no alcanza a dominar, categorizar o incluso
registrar como propia; este es el caso del neurótico, que da valor a sus
devaneos interiores sin registrar en sus conductas concretas la emisión de otro
mensaje. Cuando la Luna es dominada por el Sol la descripción del mundo busca
expandirse (algo que hace muy bien el Sol al reclutar adeptos, planetas, para
girar a su alrededor confirmando su reinado) confirmando que el mundo es como
su «descripción del mundo» dice que es ante los demás.
El núcleo Sol-Luna
padece al Ascendente que se resiste a tomar formas descriptibles y mucho menos
asimilables y controlables, en este caso el Ascendente se proyecta a la vida
misma y el individuo intenta imponer sus ideas de las cosas sobre las cosas
dominadas por el Ascendente. Quien posea al Sol en una relación tensa con el
Ascendente es arrojado hacia una guerra eterna. En última instancia, cuando el
núcleo Sol-Luna cede ante el Ascendente aparece la percepción que cesa el
pensamiento rumitivo (sin necesidad de ir a lo de Ravi Shankar a meditar, o
comprar cuencos de cuarzo para agregar al cuarto de meditación), pero el
Ascendente, por no ser una función, no es dominante como pueden ser los
planetas, sino que es una atmósfera, y para detectar atmósferas las funciones
deben callarse la boca, dejar de generar y escuchar. Domina el Ascendente
cuando el núcleo Sol-Luna cede ante él.
El proceso de integración del Sol y la Luna / La
función solar en la personalidad. Decimos del Sol que es el gran organizador
astrológico, es la función capaz de dar concierto al cúmulo de estímulos
interiores de forma tal que puedan, cohesionados, reflejar una identidad, un
sujeto, una personalidad definida. Dijimos dos párrafos arriba: “En lo micro y
muy micro que es nuestra existencia el Sol representa análogamente la máscara
que contiene y proyecta una miríada de influencias interiores, las cuales,
diferentes, quedan asociadas a UNA imagen, que es la máscara (personaje),
generando la ilusión de una persona dueña de las influencias que la
atraviesan.” Puesto que vivimos sumergidos en plena ilusión, lo solar será
visto y valorado como el poseedor de muchas habilidades capaces de organizar
hábilmente alrededor de sí los elementos y recursos para que confirmen una y
otra vez las tendencias de su carácter, de su propósito. Quienes poseen un Sol
fuerte en su carta natal serán portadores de personalidad influyente, hábiles
en la organización de lo que cae en su esfera, utilizando los recursos de la
manera más conveniente (Conveniente no quiere decir eficiente).
El Rey es
el arquetipo solar por excelencia, su función es definir el reino y para ello
confirmará una y otra vez su reinado, al cual iluminará una y otra vez a fin de
hacerlo cada vez más fuerte, potente, expansivo. La Fantasía y el Reino quedan
bien discriminados entre sí, de la misma forma que el Sol vuelve invisible a la
Luna, hasta que ésta lo eclipsa eventualmente y el reino se alarma y preocupa
por su estabilidad (Para ampliar esta idea leer el artículo «Un sistema
mágico efectivo). Antiguamente los eclipses eran considerados un mal
augurio para la estabilidad del reino.
La Luna, como portadora de la fantasía,
amenaza lo real -dominio del rey- pues la fantasía es el espacio donde lo real
es cuestionado. Cuando la Luna eclipsa al Sol hay peligro de inestabilidad.
Cuando, por diversas técnicas de magia se abre demasiado el inconsciente (la
Luna) ingresa mucho material de la fantasía al reino de la consciencia (el Sol)
desorganizándola; este sería un ejemplo psicológico de la Luna eclipsando al
Sol, mucho contenido reprimido que la consciencia no alcanza a ordenar
producirá estados de inestabilidad y confusión. Es importante tener en cuenta
que para que haya orden, estabilidad, algo debe quedar fuera. El Sol es el Yo
consciente, la Luna el Yo inconsciente (lo que queda fuera). El mago busca
unificarlos, trabajando muy especialmente para poder unir consciente e
inconsciente. Unirlos es una amenaza al reino, un acto subversivo, es la muerte
de la identidad, del sujeto como Sol dominado por la Luna. El mago hábilmente
buscará dosificar la entrada de la fantasía dentro reino de la consciencia,
obligando a trabajar al Sol. De este modo, el Sol se vuelve tan plástico,
flexible, fluido que adquiere una forma que le permite conectarse al
inconsciente sin perder el eje, su función. Mediante este trabajo el Sol cambia
su ADN, y la Luna también hasta que se logra la unidad psíquica, el matrimonio
alquímico. Allí es donde el hombre es Uno, un danzarín sobre la pista de su
propio horóscopo.
Cuando el Sol no es estimulado en su función de
coherentizador. El nivel de estímulo al que es sometido un niño hasta su
adolescencia es impresionante comparado con lo que sucede después. El Sol en
esa época trabaja a toda máquina, luego parece achancharse, oxidarse, deja de
adaptarse, se cristaliza. Y allí el nativo es cuando pretende que la vida se
adapte a sus esquemas cristalizados, él no va a renovarlos más, va a dejar de
fluir, de cuestionarse, elegirá un criterio y se mantendrá en él muchas veces sin
ser del todo conciente sobre el criterio al que se aferra. Eso es el Sol
deteriorado en su función, ya no busca expandirse, ordenar, integrar, y se nos
olvida que el Sol es magnético, tiene hambre de organizar, atrae a los planetas
para que giren a su alrededor, y los organiza en una danza perfecta -una
sinfonía.
El Sol tiene hambre de expansión, de que sus rayos lleguen lejos, no
como conquistador de mundos sino como integrador de mundos. Cuando el Sol se
cristaliza se convierte en Ego, el ego de un adolescente es una bolsa de gatos,
mientras que el ego del adulto suele cristalizarse. Esa bolsa de gatos posee
mayor poder para englobar en sí mismo muchas más diferencias que el adulto; los
niños se vinculan con lo que aparece, no cercenan la interacción con
prejuicios. El Sol, cristalizado, sólo trabaja para mantener lo suyo, en vez de
pensar en términos de reino piensa en términos de fortaleza, y es allí cuando
aparece la función marciana como «la mano derecha del Sol» (así llama a Marte
Liz Greene), aparece el soldado Marte a defender el fuerte. El Sol deja de ser
integrador en pos de perpetuarse en su cristalización, cualquier parecido a lo
que sucede con los gobernantes es mera coincidencia.
La descripción del Sol cristalizado puede ser
realizarse considerando la función de la Luna frente al Sol cristalizado. Aquí
hay que tener en cuenta que cuando el Sol se cristaliza todos los planetas
(demás funciones) que le orbitan operan de un modo determinado, antinatural.
Muchas de las descripciones astrológicas más conocidas de los planetas
describen en realidad su actuar antinatural, en relación a un Sol cristalizado.
Para que el Sol se cristalice debe asumir una forma estable, y... ¿Cuáles son
las casas que informan? El grupo de 10 Casas9.
Entonces con el Sol en esas
Casas, rápidamente es capaz de tomar forma para convertirse en Ego. Si el Sol
está en el grupo de dos Casas (Casas I y XII) permanece siendo
plástico, aunque en una sociedad donde ese tipo de manifestación solar no tiene
lugar queda flexible pero imposibilitado para lidiar con los códigos de la
sociedad.
El Sol en el grupo de dos Casas. Es útil ver la
energía del planeta, cuando se encuentra dentro del grupo de dos Casas, como un
río fuerte que fluye, mientras en las demás Casas como lagos, mares tranquilos,
arroyos. En el grupo de dos va tan fuerte que horada la forma. Si un sujeto con
un Sol en XII se cree Maradonna o Madonna la va a pasar mal, es una energía que
no puede coagular en formas. En una sociedad que valora las formas, la persona
con el planeta en XII sentirá una fuerte renuncia ante muchas formas afines al
planeta que por supuesto le atraerán.