LAS CHICAS DEL SIGNO DE LEO
Es probable que la mujer
Leo tenga una cosa que a ti no te gustará. Un álbum de recortes, con
fotografías y recuerdos de todos sus antiguos novios. De nada sirve intentar
que lo queme: la Leona es una sentimental incorregible.
En los bailes no se pierde
pieza. Lo más probable es que sea ridículamente popular, y que tengas muchísima
competencia cuando pretendas convencerla de que adopte tu apellido para el
resto de su vida. Llevarás cierta ventaja si eres conde o marqués de algo;
cualquier cosa que suene a realeza, a nobleza o a importante. En realidad, no
me puedo imaginar que una mujer Leo se case con alguien de apellido Pérez o
García. Aunque es posible. Todo es posible. Pero lo más probable será que firme
Pérez de la Guía. Es casi seguro que ella será el líder social de su
grupo y que imperará sobre las mujeres de menor categoría como una reina, pero
con una gracia tan fascinante y con tan hermosa sonrisa que, en realidad, a
nadie le importará. Es posible que otras mujeres acepten que ella nació para
ser reina, para imponer modas, estilos y costumbres. De todas maneras, no les
servirá de mucho el intento de usurpar su autoridad.
Parecería que la naturaleza
se mostró generosa al dotar a la mujer Leo de vivacidad, astucia, gracia,
belleza y simple sex appeal para tres por lo menos... y un poco mas. Si eres
víctima de un complejo de inferioridad, mas vale que centres tu atención en
algún pájaro de plumas menos brillantes. No esperes domesticarla hasta
convertirla en una tímida doncella pendiente de la última de tus palabras. El
hombre que espera que una mujer Leo viva en adoración a sus pies vive en el
paraíso de los tontos. Considérate afortunado si ella te acepta como a un
igual, te respeta, está dispuesta a ser tu pareja y se deja poseer
afectivamente. Ten en cuenta que el mero hecho de dejarse amar por ti es
prácticamente como si te hubiera armado caballero. En serio, podría haberte ido
mucho peor. Una Leona es mucha mujer, una especie de artículo suntuario, que no
se encuentra en la sección de oportunidades.
Es conveniente no olvidar
que la mujer Leo puede montar una escena tormentosa y también mostrarse tan
dulce e inofensiva como un bote de jalea. Es posible que tenga voz suave y
susurrante, fascinantes modales y unos ojos enormes y dulces que se iluminan
con deliciosas chispas cuando mira entre las pestañas. Una mujer Leo puede
parecer tan tersa y serena como un lago fresco y placido. Cuidado: no es más
que un papel que representa porque los críticos lo aprueban. Pero si le quitas
el papel estelar en tu producción amorosa, para relegarla al lugar de doble o
de figura de segundo plano, ya verás lo tímida y lo sumisa que no es. Claro que
la mayor parte de las mujeres Leo a quienes rindas tu homenaje dejarán bien en
claro que son demasiado dignas y orgullosas para aceptar necedades. Seria muy
triste que dieras el tropezón en complicarte la vida con el otro tipo de Leona,
la que esconde las garras pero por si acaso, se las afila todos los días.
Para cortejar a esta
chica, asegúrate siempre de que se traten de regalos caros y de excelente
gusto, y que vayas correctamente vestido cuando se los ofrezcas. Además,
tendrás que practicar diferentes formas de lisonjearla. Muéstrate original y
creativo, por favor, que frases del estilo de “Nena, que bien estás” o “Este traje
te sienta muy bien” pueden hacer que te veas inmediatamente arrojado de
palacio, entre los labriegos.
Las expresiones vulgares y
malsonantes la dejan como un témpano. Acuérdate de que estás cortejando a la
realeza. Homenajes y halagos son para ella una razón de existir, pero ten
presente que la mujer Leo admira tu masculinidad y no pretende convertirte en
un alfeñique. Una mujer de este signo no podría amarte Si no fueras fuerte,
pero tampoco permitirá que la insultes con una actitud de condescendencia. En
su forma de verlas cosas, decididamente, ella no es el sexo débil. Son muchas
las mujeres Leo de constitución atlética y a quienes les encanta el deporte,
pero será mas prudente de tu parte que la lleves al teatro y no al partido. El
escenario y las candilejas son infalibles para magnetizarla y transfigurarla.
(Mejor que saques plateas,
olvídate de los palcos.) Elige una obra en la que la heroína se comporte como
tú quisieras ver que ella se conduce esa noche, y tienes buenas probabilidades
de que, inconscientemente, repita el papel hasta el último detalle. Terminados
los festejos, no la lleves a un bar a cenar hamburguesas, en la esperanza de
que se siente en un taburete a comer patatas fritas, llevada de su amor por ti.
Mas vale que la invites con menos frecuencia, pero a lugares de categoría. No
es que sólo le interesen los hombres de dinero; por lo general es generosa, no
tiene inconveniente, de vez en cuando, en compartir los gastos, y es probable
que te cubra de tantos regalos como tú le hagas a ella. Simplemente, se siente
incómoda en un ambiente mezquino. Aunque sea la mujer mas pobre del mundo, la
nativa de Leo se las arreglará para ahorrar las moneditas necesarias para
comprar cortinas para las ventanas, anillos para los dedos y ajorcas para los
tobillos. Es posible que alguna vez se de una vuelta por los suburbios, pero
por curiosidad, como espectadora, manteniéndose a distancia de la multitud. La
pobreza la deprime y la hace sentirse físicamente mal.
Si vistes con desaliño y
le ofreces como vivienda una choza, no te hagas ilusiones.
Hay un cuento de una dama
francesa que, en los jardines de Versalles, preguntó a su amante si la gente
del pueblo conocía esa exquisita emoción que era el amor. Cuando le aseguraron
que sí, exclamó con ofendida sorpresa: “¡Pero si es demasiado bueno para
ellos!”. Probablemente era una Leo.
No culpes a la
Leona si de vez en cuando es arrogante y vanidosa. Por naturaleza, se
siente por encima de las masas, y es raro que la gente se resienta, porque
cuando se siente amada y respetada, Leo puede ser la más buena y generosa de
las mujeres, capaz de mostrar auténtico afecto por los niños, los desvalidos y
los desamparados. En realidad, no tienes por que esperar que se baje de un
trono que por derecho de nacimiento le pertenece. Si es una típica hija del
Sol, será graciosa y deslumbrante y serán muchos los que reconocerán
alegremente en ella a un ser extraordinario. Y en verdad lo es. Es inteligente,
ingeniosa, fuerte y capaz, sin dejar de ser al mismo tiempo deliciosamente femenina.
Nadie que esté en sus cabales podría considerarla vulgar.
Si tu dama es Leo,
sabiendo halagarla llegarás donde quieras; ya sabes que esa es su debilidad
secreta. Y te diré otro secreto, si es que piensas casarte con ella: terminará
por cansarse de su jaula dorada y querrá vagabundear por la selva para ver que
es lo que hacen todos los demás felinos. Estar confinada bajo un techo y cuatro
paredes puede quitarle rápidamente el brillo.
Déjala que disfrute a su
manera. Se te marchitará en la rama si se ve obligada a no ser más que una ama
de casa, a menos que tengas el dinero suficiente para que ella pueda recibir
continuamente a sus amigos y derrochar en la decoración de su hogar.
Por lo general, Leo es una
alhaja como esposa. Será raro que la encuentres descuidadamente envuelta en un
albornoz, con los rulos puestos y la cara cubierta de crema, y no porque
descuide sus tratamientos de belleza. La mujer típica de este signo se pasa
horas frente al espejo y gasta una fortuna en cosméticos, pero lo que quiere
que tú veas son los resultados, no la estrategia. En ocasiones, tendrás la
sensación de que eres tú quien mantiene a toda la familia de su peluquero.
“Cariño, ¿realmente tienes que gastar tanto en el salón de belleza?” suele ser
el lamento de mas de un hombre casado con una Leo, pero es que realmente a muy
pocas de ellas les gusta arreglarse solas el pelo. Con un champú y un marcado
se sienten mimadas, y ya sabes lo que es sentirse mimado para Leo.
A menos que tenga
ascendente en Cáncer, Virgo o Capricornio, es posible que tengas que vigilar
sus créditos. Es fácil que a Leo se le vaya la mano cuando se trata de renovar
el plumaje o de comprar artículos para el hogar o regalos para los amigos. Su
guardarropa puede ser muy abundante, y aunque su aspecto sea brillante con
vestidos de noche, relucientes de lentejuelas y piedras de fantasía, o con
elegantes túnicas escotadas, es probable que si es una chica típica de su signo
prefiera la vestimenta informal y deportiva. Le gustan las telas suntuosas y el
corte perfecto, pero no necesariamente los volados y encajes. Entre sus
favoritos están las sedas naturales, los buenos tejidos italianos y los tweeds
ingleses, importados. Por lo general tiene un gusto excelente, aunque un poco
caro. A veces te encontrarás con una Leo que se pasa de la raya y cuya
intuición del estilo se pierde entre ropas llamativas y chillonas, pero es una
excepción a la norma del gusto tradicionalmente exquisito de las mujeres Leo
para la moda.
Cuando invites al jefe a
cenar a tu casa comprobarás que es una estupenda anfitriona, y quedarás como un
genio ante él, por haber sabido conquistarla. También es probable que deje
fascinada a la mujer de tu jefe, porque las chicas leoninas saben ganarse
igualmente a hombres y mujeres, con su sonrisa amistosa y su personalidad
abierta. Cualquiera que acierte a estar cerca de ella recibirá el calor de su
sol; Leo rara vez hace sombra.
Como madre, derramará
generosamente amor y afecto sobre sus hijos. Aunque no le resultará fácil ver
los fallos de los niños, cuando los vea será estricta. Como no puede soportar
que la ignoren, Si los niños no la respetan se encerrará, ofendida, en un regio
silencio. Muchas madres Leo tienen una peculiar manera de malcriar a los niños
sin dejar de imponer disciplina, por contradictorio que pueda parecer. Es capaz
de jugar y retozar con los cachorros, de tener con ellos largas charlas de
camarada, pero también les exigirá que se pongan en posición de firmes como
soldados, les enseñará modales y les hará obedecer a los mayores. Al mismo
tiempo, existe el peligro de que les dé demasiado dinero para sus gastos y de
que no se resista a sus peticiones, aunque sean extravagantes. En cierto modo,
es como si diera a su progenie el trato de miembros privilegiados de una
familia real, amándolos sinceramente pero sin dejar de esperar que se comporten
como es debido, especialmente en público. Estará orgullosisima de sus logros, y
guarde el cielo al extraño que intente dañarlos o los juzgue injustamente. Pese
a todo esto, no abrumara a los pequeños; ella es demasiado independiente para
estar continuamente encima de ellos, y vivirá su propia vida, sin dejar de
vigilar desde cierta distancia a los cachorros. Muchas madres Leo trabajan fuera
de casa, pero es raro que los niños sufran de falta de atención. Cuando son
mujeres de carrera, las nativas de este signo se las arreglan para equilibrar
perfectamente la maternidad y el trabajo.
En ocasiones puede perder
su dignidad y calma para convertirse en una gata juguetona, capaz de retozar y
hasta de hacer alardes de bufonería. Puede rugir de risa, con alegría animal,
pero pasado el momento retornarán la voz satinada y la regia prestancia. No hay
quien pueda devolver una observación impertinente o una pregunta grosera con el
frío desprecio de las mujeres Leo, a quienes disgusta toda familiaridad con
extraños. Aunque puedan mostrar su humor y manifestarse sorprendentemente
informales en la intimidad, de los extraños esperan siempre que mantengan su lugar.
En cuanto a la fidelidad,
la mujer Leo puede hacerte pensar en un viejo brindis ingles: “Este por mi, y
éste por ti, y éste por el amor y la alegría. Te seré fiel mientras lo seas tú;
después, ni un solo día”. ¿Hace falta decir más? No sientas celos ante su don
de convertirse en el centro de la atención en un salón lleno de hombres
admirativos. Las cabezas siempre giran al contemplar el paso grácil de la
Leona, y ella considera ese homenaje de los hombres como la cosa más natural.
Es posible que incluso busque sus atenciones y se complazca en algún leve e
inocente flirteo, porque su profunda necesidad de adulación y de aplauso
encubre un extraño temor de no ser lo bastante femenina, y tiene que asegurarse
constantemente de que la consideran deseable. Eso no significa que no siga
enamorada de ti, aunque le dedique una sonrisa a tu mejor amigo y le diga que
su nueva chaqueta deportiva es una maravilla. En cambio, no pruebes tú a
decirle a la mejor amiga de ella que te encanta la nueva falda que lleva. Eso es
muy distinto.
Si oye que te diriges a tu
secretaria de manera más cordial e íntima que “señorita Fulana”, es posible que
tu gatita deje de ronronear y te produzca un rasguño.
Ya se que no es justo.
Pero si quieres ser el orgulloso poseedor de ese suntuoso y elegante plumaje,
tendrás que hacer algunas concesiones. Después de todo, ser dueño de un pavo
real no tiene nada que ver con poseer un cuchillo o una paloma arrulladora.
Halágala en su vanidad. Es probable que ella sea importante por derecho propio,
porque son pocas las mujeres Leo que pueden resistirse a competir con los
hombres en cuestiones de prestigio, cuando no de dinero. Tu Leona puede ser
cualquier cosa, desde actriz a cirujano.
Una de mis mejores amigas
-y una de mis favoritas de este signo- es una conocida psiquiatra neoyorquina.
Admito que es una profesión que le permite dar sermones y consejos (el
pasatiempo favorito de Leo), pero lo hace con una sonrisa tan cálida, con tal
brillo en los ojos y una simpatía tan profunda, que sus pacientes se sienten
mejor por el solo hecho de estar en la misma habitación que ella. Su marido le
brinda todo el respeto y la adoración que ella considera su regio derecho, pero
también él tiene una profesión que lo pone a su altura: es un gran escritor y
poeta, talentos que siempre impresionan el sentimentalismo de Leo. En escena,
comparten igualmente el cartel ante las candilejas, pero entre bambalinas, el
hombre y el que manda es él. La fórmula es perfecta para domesticar a la
Leona.
Y esa es la clave para una
relación sin problemas con Leo.
No dejes que ella ahogue
tu personalidad pero no intentes tampoco pasar por encima de ella. Pon una
estrella grande y brillante en la puerta de su camerino, y tonifica tu propio
yo.
Bien sabes lo que vales,
¿no? por haberte ganado la mano de la orgullosa Leona. Entre nosotros, ¿cómo lo
conseguiste? Tweedledum y Tweedledee se enfrentaron en un torneo, porque
Tweedledum dijo que Tweedledee le había estropeado su sonajero.